Jaime Osuna

En este mundo existe todo tipo de personajes, algunos tan malos que superar cualquier historia de terror...y luego esta Jaime Osuna, un individuo que no tiene una pizca de bondad en su ser.

Si bien no es quien ha cobrado mas victimas si queda claro que para el no existe el bien y que su sola presencia en este mundo representa un peligro, lastimosamente ese mensaje llegó muy tarde para las autoridades que no pudieron ver el odio escondido detrás de los tatuajes del autodenominado satanista y nada los preparó para ese vistazo al infierno que darían en ese inolvidable 9 de marzo de 2019.

Jaime Osuna fue arrestado en 2011 como sospechoso del asesinato de Yvette Peña, cuyo cuerpo fue encontrado el 13 de noviembre de 2011 en el Morocco Motel de Bakersfield, California, con señales de haber sido torturada hasta la muerte.

Cinco días después se logró el arresto de Osuna en su apartamento tras un fuerte operativo policial para detenerlo, sin embargo fue sorprendente lo fácil que fue llevarlo y lo mucho que estaba disfrutando ser el centro de atención. 

Se dio a conocer que Peña había sido golpeada, cortada y sufrido diferentes formas de tortura hasta que perdió la vida por asfixia. Después del hallazgo del cuerpo se supo que había sido Osuna la ultima persona con quien se le vio. Aseguró que había otras personas con el ese día y que daría sus nombres a las autoridades, sin embargo eso nunca sucedió.

Jaime Osuna fue llevado a juicio como el único responsable y tras 12 sesiones fue declarado culpable y sentenciado a cadena perpetua y con la obligación de asistir a rehabilitación, ante lo cual respondió que iría pero que nada lo haría cambiar...nadie imaginaba cuanta había en esas palabras.

Durante el juicio Osuna saludaba de manera burlona a la familia de Yvette y se burlaba y bostezaba mientras ellos hablaban ante la Corte, cuando el juez le leyó su sentencia le dijo que esperaba que sintiera remordimiento por sus acciones, a lo cual vio directamente a la familia y exclamó un frio "no".

Jaime Osuna fue enviado a la Prisión Estatal de Corcoran donde permaneció encerrado solo hasta el 7 de marzo de 2019 cuando tuvo por primera vez un compañero de celda, se trataba de Luis Romero de 44 años.

La madrugada del 9 de marzo atacó a Romero con un cuchillo improvisado, según los detalles ofrecidos por las autoridades le cortó un ojo, le amputó un dedo, le arrancó parte de un pulmón, le sacó costillas, cortó en varios lugares y con el cuchillo le cortó la cara para dibujarle una sonrisa antes de quitarle la vida decapitándolo.

Los guardias aseguraron que en la mañana hicieron la ronda habitual y que ambos estaban en la celda con vida, mas tarde se dio a conocer que nunca hubo ronda y que no se dieron cuenta del infierno que había desatado Osuna por la madrugada.

También se atribuye responsabilidad al sistema penitenciario por enviar a Luis Romero como su compañero de celda a pesar de los antecedentes de violencia que tenia "Lokillo", apodo con el que se le conocía en las calles a Osuna.

Antes de cometer el crimen Osuna tapó los barrotes con una sabana. Dada la naturaleza del presidiario se debía revisar frecuentemente la celda, algo que no sucedió ya que el asesinato se extendió por varias horas. 

Al entrar a la celda encontraron sangre por todos lados, pedazos de carne y en el cuello de Osuna un collar hecho con pedazos del cuerpo de Romero, quien dentro de muy poco iba a poder salir bajo libertad condicional.

Tras lo que muchos describen como el peor crimen en la historia del sistema carcelario de California se envió a Osuna al hospital psiquiátrico de la prisión estatal de Salinas Valley, donde finalmente se le diagnosticó esquizofrenia, trastorno de personalidad asocial y trastorno de limite de personalidad.

Poco después el juez revisó el caso y lo declaró no competente para responder por la muerte de Luis Romero.