El mar me habló de su grandeza, de su fuerza y de su inmensidad...Yo le hablé de Honduras, de su Pueblo y de sus Instituciones y se sintió pequeño...

(Parafraso del Poema de Jorge Sarabia)


viernes, 30 de mayo de 2008

Accidente Aereo en Honduras.

Lo dijo Roberto Martín Ojeda, uno de los 9 argentinos que viajaba en la aeronave que derrapó en el aeropuerto de Tegucigalpa. "Al ser tan corta la pista, pasó de largo y aplastó a varios autos", contó en diálogo con Clarín.com. El accidente dejó al menos tres muertos.

Por: Mariano Zucchi. De la redacción de Clarín.com

Roberto Martín Ojeda, de 32 años, estaba a bordo del avión de la compañía TACA que derrapó al aterrizar en el aeropuerto hondureño de Tegucigalpa. El argentino, oriundo del barrio de Lanús, le contó a Clarín.com que "la sacó barata" en el accidente que dejó al menos tres muertos. "Sentimos que el piloto no pudo frenar. Al ser tan corta la pista, pasó de largo y aplastó a varios autos", aseguró en diálogo telefónico desde el hotel a donde fue trasladado luego de recibir atención médica.

El piloto hizo un primer intento de aterrizaje pero tras fracasar la maniobra informó a los pasajeros que no debían alarmarse. "Dijo que nos quedemos tranquilos, que no había ningún problema, sólo que había muchas nubes por las condiciones climáticas". Las cosas cambiaron en cuestión de minutos. "Cuando pega la vuelta, lo vuelve a intentar y pasó lo que pasó".

"La verdad que iba muy fuerte porque el piloto frena y al momento de tocar las ruedas nos fuimos todos para adelante. Terminó la pista, aplastó a un taxi y después embistió a tres autos más. Cayó en el hueco de una montaña y el avión se quebró al medio. La parte delantera empezó a prenderse fuego pero con mis compañeros pudimos salir por los toboganes de atrás. Había mucha gente cortada, golpeada. Mucha sangre. Fue una experiencia muy fea", recuerda Ojeda y aclara que sus amigos de viaje resultaron ilesos.

Roberto forma parte un ballet de tango de la ciudad de Buenos Aires. Viajaba junto a otros ocho integrantes del grupo para participar del Segundo Festival Rosario de Música de Buenos Aires.

Cuando el avión finalmente se detuvo, cuenta que a cada instante la situación se agravaba. "Había muchos gritos, fue todo un caos. El avión quedó como un acordeón. La gente no podía salir por el espacio reducido. Algunos querían tomar sus pertenencias pero no había tiempo. En ese momento se estaba prendiendo fuego la parte de la cabina".

Junto a otros pasajeros se dirigió a la parte trasera porque una de las puertas estaba bloqueada. Allí bajó por los toboganes. "Enseguida recibimos atención médica. Nos atendieron muy bien. En mi caso perdí el pasaporte pero nos ayudaron en la Embajada. Sólo nos quedamos con las zapatillas y lo puesto porque el equipaje está perdido. Por suerte estamos bien y las familias ya están al tanto. Con algunos golpecitos pero vivos y enteros".



















































Clarin.com

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