Una extraña entidad capturada en un bosque cerca de Gerona, Cataluña, se conserva en un frasco con formaldehído en la casa del parapsicólogo y experto en vampiros catalán Ángel Gordon.
Conocí la historia a través del ufólogo neoyorquino, de origen barcelonés, Manuel Fernández. El relato apareció en la revista “UFO Universe”, en un artículo del ufólogo chileno Antonio Huneeus.
Fernández, durante sus vacaciones de Año Nuevo de 1990, se entrevistó con Gordon y éste le habló de la criatura. A insistencia de Fernández, Gordon le permitió ver y fotografiar al “gnomo”.
Se trata de un ser de sólo 12 centímetros, de grandes ojos rojos, una piel suave de color amarillento, brazos cortos, orejas parecidas a las de un conejo y un prominente apéndice en la frente, y tres pelos bien diferenciados detrás del cogote.
Gordon afirmó que el ser emitía sonidos como de risa humana, era dócil e inteligente. Vivió cuatro días en cautiverio, negándose a comer ningún alimento. Se supone que fue capturado vivo por dos matrimonios que hacían “picnic” en un bosque cercano a Gerona. Repentinamente apareció la criatura,
(de gran parecido con los personajes de las caricaturas) que emitía sonidos como de risa “similar a la de un anciano”, según declararon sus captores.
Los amigos escuchaban música en un reproductor de audio casete y se supone que el extraterrestre salió de los matorrales hipnotizado por las notas musicales. Luego se subió al aparato de música y comenzó a emitir unos alaridos. Uno de los testigos, Mario Añaños, dijo que mientras preparaba la barbacoa, oyó unos ruidos o gemidos.
En ese momento vio al pequeño ser que le observaba detenidamente con ojos penetrantes.
Junto con Mario se encontraban su esposa y un matrimonio de apellido Pujals. No se dieron los nombres completos de los testigos. Los sucesos ocurrieron en septiembre de 1989.
La criatura, al parecer, era inteligente y dócil. Los hombres trataron de atraparla, lo que lograron con el sencillo procedimiento de echarle encima una manta. Al tocarlo sintieron que su piel tenía una textura muy suave
Luego se la encerró en una jaula de pájaros durante cuatro días. Como el duende se negó a comer cualquier clase de alimentos, al poco tiempo murió. Fue guardado en un frasco de café con formaldehído, como ya se ha dicho, y al poco tiempo fue vendido a Gordon. Al estar dentro del frasco de formol, su color se fue transformando a un amarillo verdoso.
El parapsicólogo barcelonés cree que el parecido de su criatura con “papá pitufo” no es ninguna coincidencia pues, según él, el personaje de las caricaturas está basado en entidades reales del folklore germano que viven en la Selva Negra de Alemania.
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