Esta mañana, la capital Puerto Príncipe era un escenario de desolación. Los graves daños de infraestructura vial están impidiendo que la ayuda llegue a su destino y es la misma población con sus propias manos, la que está buscando con desesperación a los desparecidos bajo escuelas, hospitales, edificios y barriadas pobres que se han venido abajo por completo.
El primer ministro de Haití, Jean Max Bellerive, afirmó este miércoles que temía que el balance por el potente sismo del martes en su país podría superar los 100.000 muertos.
El balance final podría ser "bien superior a 100.000" muertos, dijo Bellerive al canal estadounidense CNN tras el terremoto del martes por la noche en Haití."Es difícil hacer una evaluación correcta del número de víctimas" y de "cuántas construcciones, cuántos edificios se derrumbaron", dijo.
Residentes de la capital haitiana apilaban cadáveres el miércoles en las calles devastadas por el terremoto más fuerte en más de 200 años en la empobrecida nación caribeña, que derrumbó miles de edificios desde escuelas y viviendas precarias al Palacio Nacional y la sede del cuerpo de paz de la ONU.
La Cruz Roja estima que podría haber hasta tres millones de personas, un tercio de la población nacional, afectadas por el terremoto y que llevaría uno o dos días tener una idea clara de los daños sufridos, según el vocero Paul Conneally.
La mañana del miércoles, algunas réplicas volvieron a sacudir a la capital, donde viven dos millones de personas, mientras mujeres cubiertas de polvo se arrastraban entre llantos para salir de los escombros. Habitantes atontados vagaban por las calles tomados de las manos. Miles de personas cantaban himnos religiosos en las plazas públicas.
La gente sacaba cuerpos de los restos de casas derrumbadas y los cubría con sábanas al costado de las calles. Otros que buscaban a sus seres queridos levantaban las sábanas para ver el rostro de los cadáveres. Cinco niños y tres adultos muertos yacían afuera de un edificio destruido.
En el país más pobre del hemisferio occidental, los muertos no eran sólo carenciados. El cuerpo del arzobispo de la capital Joseph Serge Miot, de 63 años, apareció en las ruinas de su oficina, según dijo en Francia el sacerdote Pierre Le Beller.
Países desde Estados Unidos a Islandia a Venezuela y organizaciones como la Cruz Roja prometieron ayuda y equipos de rescate el miércoles, mientras comenzaba una operación de emergencia de grandes proporciones. El canciller de Cuba Bruno Rodríguez dijo que dos hospitales de campaña cubanos en Haití habían atendido a casi 700 heridos. La vecina República Dominicana había recibido a decenas de heridos aerotransportados, en especial extranjeros de la misión de la ONU, según un funcionario hospitalario en Santo Domingo.
Naciones Unidas dijo que el aeropuerto de Puerto Príncipe estaba en condiciones de operar y que los vuelos con ayuda comenzarían a llegar al miércoles.
El presidente estadounidense Barack Obama prometió un amplio esfuerzo para ayudar a Haití a superar una tragedia "cruel e incomprensible".
"Tenemos que estar allí para ayudarlos en este momento de necesidad", dijo Obama.
Los extranjeros también deberán ayudar a sus propios representantes. La embajada de Taiwán quedó destruida y el embajador estaba internado, dijo ese país. La sede diplomática española también sufrió graves daños.
"Haití está en el centro de los pensamientos y la compasión del mundo", dijo el primer ministro británico Gordon Brown.
Decenas de miles de personas perdieron sus hogares en una ciudad en que los edificios son peligrosos incluso en condiciones normales.
"Los hospitales no pueden hacerse cargo de todas estas víctimas", dijo el ex senador Louis-Gerard Gilles, mientras ayudaba a los sobrevivientes. "Haití necesita rezar. Todos debemos rezar juntos".
Gran parte del Palacio Nacional colapsó pero el embajador haitiano en México, Robert Manuel, dijo que el presidente René Preval y su esposa sobrevivieron, sin dar más detalles.
Un recorrido por la capital mostró que decenas de miles de personas habían perdido sus viviendas y numerosas habían muerto.
Incluso la cárcel principal de la ciudad se derrumbó y "hay informes de prisioneros escapados", dijo la vocera de la ONU Elisabeth Byrs en Ginebra.
Un camarógrafo de la Associated Press vio un hospital derrumbado en el que la gente gritaba pidiendo ayuda en Petionville, un distrito en el que residen muchos diplomáticos y familias ricas, así como personas pobres.
Reporteros de The Associated Press que estaban en la capital en el momento del sismo — el más poderoso en azotar Haití en más de 200 años — dijeron que el daño es asombroso incluso en un país acostumbrado a tragedias y desastres.
Unos 9.000 soldados de paz de la ONU apostados en Haití, la mayoría de ellos de Brasil, buscaron sobrevivientes durante la noche entre las ruinas del que había sido su cuartel general. El miércoles, las fuerzas internacionales custodiaban el aeropuerto, el puerto, los principales edificios y las calles, dijo el jefe de misiones de paz de la ONU Alain Le Roy.
El Ejército brasileño dijo que 11 de sus soldados murieron y cuatro estaban desaparecidos. Tres militares más fueron localizados con vida bajo los escombros del edificio Ponte Forte 22, cerca del barrio Cité Soleil, que se derrumbó, y otros siete están heridos.
La agencia noticiosa oficial de Jordania dijo que tres de sus soldados de paz estaban muertos y otros 33 habían resultado heridos. Un diario estatal en China dijo que ocho chinos miembros de las fuerzas de paz habían muerto y 10 estaban desaparecidos — aunque las autoridades dijeron más tarde que esa información no había sido confirmada.
Le Roy dijo que más de 140 empleados de la ONU estaban desaparecidos, incluyendo el jefe de la misión en Haití Hedi Annabi, y había "menos de cinco muertos".
El sismo ocurrió a las 16:53 horas del martes y tuvo su epicentro unos 15 kilómetros (10 millas) al oeste de Puerto Príncipe, a una profundidad de 8 kilómetros (5 millas), informó el Servicio Geológico de Estados Unidos.
Imágenes de video obtenidas por la AP mostraban una gran nube de polvo sobre la capital después del terremoto, a medida que los edificios se derrumbaban.
Una geofísica de Servicio Geológico de Estados Unidos, Kristin Marano, dijo que éste fue el terremoto más intenso ocurrido en la zona desde 1770.
La mayoría de los haitianos viven en extrema pobreza y el país no tiene reglas de construcción, tras años de caos político. En noviembre del 2008, el alcalde de Puerto Príncipe estimó que 60% de los edificios están mal construidos y son inseguros.
Por los amplios apagones y cortes en el servicio telefónico, era difícil para los funcionarios en el exterior conseguir detalles sobre la situación.
"Todos están totalmente asustados y conmovidos", dijo Henry Bahn, funcionario del Departamento de Agricultura de Estados Unidos en Puerto Príncipe. "El cielo está gris de polvo".
Edwidge Danticat, laureada escritora de origen haitiano, reunió a familiares y amigos en su residencia de Miami, sin poder comunicarse con sus parientes en Haití.
"Uno quisiera ir allí, pero debe esperar", dijo. "Lo peor es no tener información".
Laprensa.hn
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