Hoy es el día en que nos sentamos y reflexionamos sobre lo que paso ayer en París, Francia, lo que sufrió el pueblo y lo que significa eso no solo para ellos, sino, para todo el mundo.
Los ataques en París son solo el reflejo de los tiempos violentos que vivimos y la vulnerabilidad en la que estamos gracias a que hemos dejado que situaciones pequeñas se salgan de control y se conviertan a largo plazo en autenticas amenazas a nivel mundial.
La magnitud de lo sucedido para muchos es una oportunidad mas de hacer bromas, aplaudiendo el trabajo de unos humanoides que calman sus resentimientos poniendo en peligro a otros pueblos y automaticamente poniendo en peligro al de ellos mismos, pues muy rara vez estas acciones se quedan sin pagar.
El mundo necesita un cambio urgente y ese cambio somos nosotros, la mayoría, que no debe ceder ante las amenazas de estas criaturas que no tienen el valor suficiente para dar la cara ante la sociedad.
París durmió con la torre Eiffel apagada, pero el canto de La Marsellesa iluminó las tristes calles y se marcó el inicio de una nueva era, aunque vienen momentos dificiles todo esta por cambiar y todos tendremos que ver en ese cambio.
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