El mar me habló de su grandeza, de su fuerza y de su inmensidad...Yo le hablé de Honduras, de su Pueblo y de sus Instituciones y se sintió pequeño...

(Parafraso del Poema de Jorge Sarabia)


viernes, 13 de julio de 2018

El otro mundo

Esta es la historia de un chico que en ese entonces cursaba el quinto año de la escuela primaria. Este niño diariamente jugaba en un inmenso terreno que se encontraba detrás de su casa, en ese momento su familia vivía fuera de la ciudad, por lo que tenia mucho espacio donde dejar volar su imaginación.

Un día su rutina de juegos cambió, decidió ir mas allá en ese vasto terreno y encontró una plancha muy grande de concreto en la cual había una puerta muy grande de metal, oxidada, que parecía conducir a una alcantarilla.

El chico en su curiosidad, normal en un niño, se dirigió a la puerta y sin miedo alguno giró la maltratada manija, abrió la puerta y descubrió una escalera que descendía hacia la oscuridad mas espesa que sus ojitos habían visto.

Lejos de sentir miedo su curiosidad de convirtió en emoción y corrió hacia su cada para buscar una linterna que le ayudara a bajar por esa oscura escalera y si todo salía bien descubrir hacia donde conducía.

Así como lo había planeado encontró la linterna y corrió emocionado de vuelta a ese misterioso lugar pensando en que aventuras podría encontrar al final de esas escaleras.

Finalmente llegó a la puerta, la abrió y sin dudarlo bajo por las escaleras hasta llegar a un largo pasillo que se extendía de lado a lado. El piso se sentía como tela metálica, había orificios en las paredes y se escuchaba como corría el agua detrás de ellas, pero no tenia el olor habitual de una alcantarilla.

Tras caminar por un momento llegó al final del pasillo, había una puerta cerrada con grandes barras metálicas, pero justo antes de irse notó que en uno de los costados había otra escalera que conducía a una puerta parecida a la que utilizó para entrar.

Comenzó a subir sin muchas esperanzas porque era lógico pensar que simplemente había cruzado al otro lado de la carretera, por lo tanto todo habría sido en vano. Pero su sorpresa fue mayúscula cuando al abrir la pesada puerta tuvo frente a sus ojos un lugar totalmente diferente, todo era desconocido, no estaba en el mismo campo donde jugaba unos minutos antes.

Se dio cuenta que estaba anocheciendo aun y cunado el entró por la puerta cerca del medio día, muy asustado decidió volver pero comenzó a notar que el vecindario donde se encontraba era muy parecido al suyo pero con algunos cambios, parecía que había cambiado de tiempo o de dimensión pero no de lugar.

Corrió hacia su casa, o al menos a la que el pensaba que era su casa y vio el apellido de su familia en el buzón pero habían cambiado las plantas, el vehículo rojo en la entrada era muy extraño, parecía su casa pero habían muchas cosas diferentes.

Se asomó por la ventana y se dio cuenta que el interior era como el de su casa, pero en la silla de su padre estaba una persona totalmente diferente.

El niño corrió llorando de vuelta a la puerta, bajó las gradas, corrió por el pasillo hacia el otro extremo y subió las gradas mientras su tensión aumentaba por saber si regresaría a casa o seguiría en aquel extraño lugar.

Abrió la pesada puerta y era de día nuevamente, todo se miraba normal, había regresado a casa.

Cuenta el que ahora es un hombre que jamás volvió a ese lugar, poco después se mudaron y olvido ese tema hasta que un día regresó al pueblo y quiso ir a ver esa misteriosa puerta, solo para encontrar que había nuevas casas y que una de ellas estaba sobre la puerta que conduce al otro mundo.




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