En el tejido hay pólenes de plantas que sólo había en la región de Jerusalén en el siglo I, dice que el tejido da pruebas de que los perfumes no fueron aplicados al cuerpo del enterrado sino al lóculo del enterramiento (como era costumbre judía). La ciencia dice que en el momento que quedó impresa este lienzo, el hombre estaba en posición horizontal, inmóvil y con un pañuelo alrededor de la cabeza y que antes de la putrefacción hubo una portentosa emisión o radiación de energía que duró milésimas de segundo, durante ese instante el cuerpo dejó de pesar y desapareció, la incandescencia chamuscó el lienzo e imprimió en él como en negativo fotográfico las manchas de sangre. Las manchas sanguíneas de las telas no resucitaron.
Según muchos científicos "las pruebas que presentan las sábanas a favor de la resurrección son tan impresionantes, que si no fuera el lienzo de Jesús, los cristianos se verían obligados a considerar la posibilidad de que algún otro hubiese resucitado de entre los muertos al tercer día".
Es el único lienzo en el mundo con la imagen, en negativo, de la totalidad de un cuerpo humano, en imágenes tridimensionales perfectas. En él hay huellas impresas de inscripciones de monedas romanas de ese entonces que se ponían en los párpados de los muertos. Según la sábana la persona murió de : "hematidrosis, ayuno absoluto, contusiones y fracturas, hemorragias, anemia secundaria, deshidratación global, hemoconcentración, hiperpotasemia, alteraciones de termoregulación, pleuritis exudativo-hemorrágica, contusión pulmonar, pericarditis, asfixia parcial por crucifixión, síndrome de descondicionamiento y colapso ortostático.
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